sábado, 19 de febrero de 2011

Despierta.

Para la colega, Améliee

¿Qué es lo que atraviesa tu mirada recién decorada? Me sobreviene tu cuerpo caminando lentamente entre el engrudo humano, traes la mirada perdida, quizá no tanto como la foto que observo de tí en estos instantes. Quisiera decirte, que eres la mujer más hermosa del mundo. Pero, ¿qué soy yo para dar tal aseveración? Lo único que puedo asegurarte, es que sonríes y me pintas un camino donde floto y levita mi ser ontológico y a la vez choco contra el pavimento aéreo.

Observo otra vez, algo miras, del misterio de tus córneas emana la interrogación y de la interrogación nace mi ser dubitativo. Incertidumbre, lo llaman algunos.

Atrás, te acosa una pared blanca opaca, pálida, no combina con tu indumentaria de azules y negros, eso me recuerda que tras de mí se encuentra mi novia, la tristeza.

Quisiera abrazarte a través de la pantalla, ¿estarás despierta?, seguramente no lo sé de cierto.

Mientras mi novia pone su faceta de celos empedernidos, doy vuelta en círculos de mi habitación, tomo un libro de Sabines, reitero mis ojos sobre tu boquita de sonrisa sutil, mientras observas eso que nunca parece podré saber...

La tarde se puso triste, pero busco que me hagas un lugarcito para soñar y olvidar el reloj.

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