miércoles, 15 de diciembre de 2010

Otra vez ese resplandor

Es como un agua huidiza a través de los poros lo que corre entre los silencios de la noche. No diré más; dijo el niño asustado mientras escuchaba atentamente la luz que se filtraba sobre alguna rendija oxidada por el tiempo.

Las estrellas son hijas de la esperanza, aunque en este mundo subdesarrollado, la esperanza es la prostituta de los débiles. Eso decía la voz al niño, y el niño seguía observando a través de la rendija.

¿qué ves? cuestionaba la voz.

Sólo veo la esperanza muerta mientras la lluvia cae lentamente. Es inevitable la vista desde el pequeño hueco de tu sala, mientras se te revuelve el estómago. Eso último recuerda, como la esperanza ha sido absorbida por estos tiempos.

"Estos tiempos". "Estoy harto que así le llamen a lo que vivimos".

¿Entonces, cómo le llamamos?

"No sé, quizá sólo tiempos".
La voz, gritó una carcajada.
"Sueñas demasiado cabrón, pero sirve para nada soñar si no concluyes ni tus sueños al imaginarlos".

EL niño, empezaba a llorar. 

La voz, se alzaba y de manera brusca, decía "Me excita que llores, eso me alimenta".

El niño, seguía llorando, jamás se movió de la ventana.

¿Sabes? Me gustaría comerme tus pupilas; serían el manjar perfecto ahora que estoy excitado.

Paró el derramamiento de lágrimas. El niño pasó lentamente sus manos sobre el contorno de los ojos; y siguió observando la ventana, mientras siguió cayendo las gotas como cuando el agua cae en cascada y se deposita en algún lugar al final de la naturaleza.

EL niño sólo termino diciendo: Ojalá nunca me hubiese quemado los ojos por mi madre, seguramente ver las gotas de agua caer esta noche, debió ser fabuloso.